jueves, 31 de marzo de 2011

La inmigración según mis alumnos

           

            Hace unos días pedí a mis alumnos de 4º de ESO de Ética que redactaran una disertación con el siguiente título: ¿Deberían tener los inmigrantes los mismos derechos que los españoles? Las respuestas fueron diversas y dignas de comentario.
            El grupo más numeroso, que aglutina en torno al 70% de los alumnos, aseguraba que los inmigrantes podrían tener los mismos derechos que los españoles siempre y cuando tuvieran un trabajo y aportaran con sus impuestos al conjunto de la sociedad. De este modo, los inmigrantes ilegales, dado que, o bien no están trabajando, o bien, si lo hacen, no pagan impuestos, no pueden tener derechos iguales a los españoles. Obviamente, estos alumnos no ven con buenos ojos que los inmigrantes ilegales reciban prestaciones sociales como la educación o la salud, dado que no están pagando a las arcas del estado (sigue...)

martes, 29 de marzo de 2011

Vivir con fuego en el corazón

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
He venido a prender fuego en el mundo: ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo,¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. (Lc 12, 499).

         ¡Qué extrañas palabras las de Jesús, ¿verdad?! Él, que es manso y humilde de corazón; él, que llama bienaventurados a los pacíficos; él, que rechazó el uso de cualquier tipo de violencia...¡dice que ha venido a traer fuego y división!
         Sabemos que el fuego es ambiguo. Por un lado, es símbolo de destrucción. Desde la quema de ciudades en las guerras hasta las piras de la Inquisición, el fuego remite a la capacidad humana para arrasar y destruir. Pero, por otro lado, el fuego calienta e ilumina, los griegos, a través de Prometeo, lo consideraron algo divino y símbolo de civilización; la llama es utilizada por los místicos para expresar el grado máximo de amor (sigue...)

viernes, 25 de marzo de 2011

Lenguaje y resistencia: Solidaridad


Solidaridad es una de las palabras más de moda en nuestros tiempos. Esa es la palabra que parece estar detrás de quienes aportan una cuota a una Ong, de los gobiernos que crean una agencia de cooperación, de los que se manifiestan reivindicando el 0,7 como ayuda al desarrollo, de los programas sociales de las cajas de ahorros, de los que compran productos de comercio justo, y un largo etcétera de acciones e iniciativas. Pero, ¿todo ello es solidaridad? ¿Es la solidaridad un término a modo de cajón-desastre donde caben prácticas muy diversas, tanto en sus métodos como en sus objetivos? Quizás valga la pena detenerse a reflexionar qué entendemos por solidaridad, y valorar desde ahí si nuestro compromiso es o no es solidario (sigue...)

Espacio por un Comercio Justo

jueves, 24 de marzo de 2011

No tirar la toalla y tender la mano


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.
Jesús lo increpó diciendo:
-Cállate y sal de él.
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaban estupefactos:
¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen. (Mc 1, 21-28)

Según la mentalidad de la época, las deformaciones y discapacidades corporales, las enfermedades mentales, los malos humores y conductas se creía tenían su origen en espíritus malignos que poseían a la persona. Esa posesión hacía que la persona perdiera su dignidad humana, quedase rebajada a un nivel inferior y, por tanto, fuese mal vista por los demás, se huyera de ella y fuera rechazada social y religiosamente (sigue...)

Valoración ética del capitalismo



1. LAS SOMBRAS DEL CAPITALISMO

Si bien Marx calificó al capitalismo de enfermo desahuciado, 150 años más tarde el capitalismo parece tener cuerda para rato, y es su presunto enterrador el que ha bajado a la fosa (González-Carvajal, Curso de moral social, p. 119). Efectivamente, el neoliberalismo capitalista actual se presenta ante el mundo entero como el mejor sistema económico, dado que su máximo rival, el socialismo de inspiración marxista, ha fracasado en su realización histórica. Pero no sólo se presenta como el mejor sistema sino como el único, siendo ésta quizás su pretensión más ambiciosa. Según los defensores del sistema, el capitalismo expresa la manera natural que tenemos de ser y comportarnos los seres humanos. Por tanto, cuando la actividad económica se ajusta al dictamen del sistema capitalista no hace sino seguir las reglas naturales inscritas tanto en los individuos como en las sociedades. No existe otra forma de funcionamiento que no sea ésta. Sin embargo, a pesar de considerarse el mejor y el único, creemos que el capitalismo ha de sentarse en el banquillo de los acusados y responder ante las graves acusaciones habidas en su contra (sigue...)

martes, 22 de marzo de 2011

Las mujeres que no se callan


Mujeres que no se callan por SODEPAZ

Nadie tiene la patente del bien

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:
- Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.
Jesús respondió:
- No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros, está a favor nuestro.

De las muchas acepciones de la palabra patente, la más habitual es aquella que se refiere al hecho de registrar algo como propiedad privada, con el fin de recibir en exclusiva los beneficios que ese algo pudiera reportar. Dicho con otras palabras, tener una patente es como decir: “esto es mío y sólo mío, y soy yo quien se va a beneficiar de ello” (sigue...)

Igualdad y educación

lunes, 21 de marzo de 2011

Lenguaje y resistencia: Utopía


            Pocas palabras se han desprestigiado tanto como la palabra utopía. Y, no obstante, pocas necesitan tan urgentemente ser recuperadas en nuestro lenguaje.
            La palabra utopía ha sufrido un desgaste permanente por parte de los ideólogos del sistema neoliberal, con la intención de desactivar la fuerza revolucionaria que encierra. La primera manera de anular la palabra utopía ha sido haciéndonos creer que utopía es sinónimo de imposible, idealista y, por tanto, cosa de tontos e ingenuos. En este sentido, ser utópico es no tener los pies en la tierra, tener ideas estúpidas en la cabeza, decir insensateces. Pero el sistema ha dado un paso más: por si acaso no fuera suficiente comparar la utopía con lo absurdo, se ha pretendido identificar la utopía con los beneficios materiales. De ese modo, la utopía, el sueño, es llegar a tener un magnífico coche, una televisión de plasma, el móvil de última generación y unas vacaciones en Bali. No es de extrañar que, hace unos día vi un spot publicitario que, bajo el lema del mayo del 68 “seamos realistas pidamos lo imposible”, anunciaba un coche. Así, la utopía se identifica con la sociedad de bienestar y consumo (sigue...)

De las espigas a la desobediencia civil


“Tenían hambre”. Esta es la razón por la que los discípulos se ponen a arrancar espigas un sábado. Rompen así una norma, una norma sagrada. No es sagrada porque suponga un delito contra el “sagrado” derecho a la propiedad privada (podemos suponer que aquel campo tenía un dueño). Esta vez es sagrada en sentido estricto ya que los discípulos desobedecen una ley religiosa, aquella que da culto a Dios mediante la observancia del descanso sabático. ¡El culto a Dios, el primer mandamiento! Pero tenían hambre. Jesús recuerda a los fariseos que el mismísimo rey David había hecho lo mismo cuando, al sentir hambre, se apropiaron de los panes del Templo, depositados allí en ofrenda a Dios. La conclusión es clara: lo primero es el bien de la persona, lo segundo es la ley, por mi sagrada que sea. O, si se prefiere, lo primero es la persona, y la ley es “relativa”, es decir, sirve en la medida que sirve a la persona (sigue...)

Cuaresma y decrecimiento



            Cuaresma: tiempo de ayuno y abstinencia, suele decirse. Y es cierto. Pero estas dos palabras, como bien sabemos, necesitan de una traducción a nuestra vida cotidiana.
            En general, la tónica ha consistido en hacer ver que comer poco (ayunar) y, en especial, no comer carne (abstinencia) sólo tienen sentido si nos conducen a una práctica más amplia en la cual renunciamos a diversas cosas, del tipo que sean, para así poder compartir solidariamente con los más necesitados. Hay otras interpretaciones, pero quiero centrarme en ésta, con la sencilla intención de extrapolarla a escala global. En otras palabras: el ayuno y la abstinencia han de ser la clave que marque el rumbo del comportamiento de la sociedad a nivel planetario (sigue...)

Pueden pero no quieren


Una vez pedí a mis alumnos que escribieran en un papel la lista de asignaturas con las notas que ellos creían, con honestidad y realismo, que eran capaces de obtener. Tras los resultados de la evaluación se observaba una clara discrepancia: salvo casos contados, los alumnos habían obtenido unos resultados muy inferiores a los que cabían esperar. La clase arrojaba una media de 2,5 suspensos por alumno, y el 50% de ellos habían empeorado respecto a la anterior evaluación.
Ante esta enorme diferencia, intenté averiguar dónde estaba la causa. Se apuntaron tres posibles explicaciones: o bien se habían sobrevalorado y, en realidad, no eran capaces de alcanzar las notas que decían, o bien el problema eran los profesores, que habían explicado mal o puesto exámenes difíciles, o, por último, lo que sucedía es que, teniendo capacidad, en el fondo no querían estudiar (sigue...)