martes, 27 de diciembre de 2011

¿Ciudadan@s o personas?


Hace unos días mi amigo Antonio y yo debatíamos sobre a quiénes debería extenderse la Renta Básica. La Renta Básica es una cantidad de dinero suficiente para que un individuo pueda cubrir todas sus necesidades elementales y, por tanto, hacer efectivos sus derechos. En algunas corrrientes de pensamiento se dice que la Renta Básica la debe percibir toda persona por el hecho de ser persona. Otros pensadores, en cambio, afirman que la Renta Básica debe ser entregada a tod@ ciudadan@. Y he aquí la cuestión: no es lo mismo persona que ciudadan@.
El mismo problema se plantea con las leyes de inmigración. En nuestra sociedad las leyes de extranjería tienen un carácter diferenciador al establecer un régimen jurídico específico para los extranjeros recortándoles el ejercicio de derechos fundamentales, que sí están reconocidos a los nacionales. Es decir, quienes son ciudadan@s tienen todos los derechos, pero los que no lo son (los foráneos) tienen algunos derechos disminuidos o eliminados.
Resumiendo: el problema que quiero plantear deriva del hecho de considerar únicamente como sujeto de derechos al ciudadano, pero no a la persona. Dicho de otro modo: los derechos constitucionales se extienden exclusivamente a los nacidos en el territorio nacional (o fuera de él pero de padres españoles). Y esto es importante, ya que este concepto de ciudadanía invalida en la práctica el concepto de persona. Efectivamente, toda persona, por el hecho de ser persona, es sujeto de una serie de derechos, considerados universales e inviolables. Sin embargo, aunque en teoría sea así, en la práctica sólo el que acredita ser ciudadan@ puede tener todos los derechos (sigue...)

Navidad

Cuentan que en la II Guerra Mundial, en una trinchera de la ciudad rusa de Stalingrado, se encontró un plano arrugado, en cuya parte posterior un soldado alemán había dejado escrito este mensaje de esperanza: “Navidades de 1942: luz, vida, amor”. En medio del frío invierno, rodeado de muerte y destrucción, contemplando la barbarie a la que puede llegar el ser humano, aquel soldado, posiblemente en Nochebuena, aún creía que la Navidad podía traer un mundo distinto. “Navidades de 1942: luz, vida, amor”.
            Un gran teólogo de nuestros días, Karl Rahner, escribió una vez: Cuando decimos “Es Navidad”, entonces decimos: “Dios ha pronunciado su última, su más profunda, su más bella palabra al mundo, en la Palabra hecha carne; una palabra que nunca será retirada, porque es la definitiva intervención de Dios, porque Dios mismo está en el mundo”. Y esta Palabra quiere decir: “Yo te amo a ti, a ti hombre, a ti mundo”. Creo que es difícil reflejar de forma más bella lo que es la Navidad para los cristianos. Es otro modo de expresar el grandioso prólogo del Evangelio de san Juan que se lee en la liturgia de este día: “la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo Único del Padre” (sigue...).