Una buena reflexión debe ser INTEGRAL, es decir, realizarse desde todos los puntos vitales de la persona.
Habitualmente, cuando reflexionamos, ponemos a funcionar nuestra cabeza, dando lugar a razonamientos y argumentaciones de todo tipo. Solemos decir: “piensa, utiliza la cabeza”.
Sin embargo, nos olvidamos que el ser humano no solo piensa con la cabeza: piensa con el corazón, con las manos, piensa con todo aquello que hace referencia a su vida como persona.
Proponemos, pues, una reflexión que gira en torno a cuatro polos, como si fueran los cuatro puntos cardinales:
- Pensar con el corazón
- Pensar con la conciencia
- Pensar con las manos
(sigue...)