sábado, 31 de marzo de 2012

Consejos para educar


No me des lo que te pida. A veces solo pido para ver hasta dónde puedo recibir.

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar también a mí.

No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes me lo pidieras de buen modo y con razones, lo haría más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es un castigo.

No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decídete y mantén una decisión.

Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca aprenderé.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y pierdo la fe en lo que me dieces.

Cuando hago algo malo no me exijas que te diga el “por qué lo he hecho”: muchas veces ni yo mismo lo sé.

Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que tengo de ti. Me enseñarás así también a admitir mis equivocaciones.

Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos: ser de la familia no significa que no podamos tener un trato amigable también.

No me digas que haga una cosa si tú no la haces. Yo aprenderé de lo que tu hagas, aunque no lo digas; pero nunca haré lo que digas y no hagas.

Cuando te cuente un problema mío no me digas que no tienes tiempo o que son cosas sin importancia. Trata de comprenderme y ayudarme.

Quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo. Y abrázame, necesito sentir que me quieres.

sábado, 17 de marzo de 2012

Igualdad de género: ¡lo que nos queda por hacer!


        Sé que no digo nada nuevo si digo que no habrá igualdad de género mientras no cambie la educación que se recibe en el seno de la familia. Pero, pese a lo obvio de la afirmación, he creído conveniente recalcar este aspecto, a la vista de las conclusiones a las que he llegado con mis alumnos después de tratar este tema en clase.
      Aunque es cierto que de 30 familias, en 26 de ellas trabajan los dos (algo impensable unas décadas atrás) a la hora de realizar las tareas domésticas el reparto es muy desigual. En primer lugar, si nos fijamos en la cantidad, resalta que hay muchas más tareas que realizan las mujeres. Pero, lo que es más preocupante, si nos fijamos en la calidad de las tareas, se da el caso de que hay labores que solo realizan las mujeres y otras que exclusivamente las hacen los varones. Así por ejemplo, en todos los casos, limpiar el baño, lavar y planchar la ropa y fregar los suelos, lo hacen siempre las mujeres. En cambio, cuidar el coche, realizar los arreglos del hogar o hacer el papeleo en cualquier organismo (banco, ayuntamiento, etc.) lo hacen casi en todas las familias los varones. Además, esta diferencia se repite casi con exactitud cuando se refiere a lo que se denominan “las tareas de cuidados”: llevar a l@s hij@s al médico, atender a l@s abuel@s, acudir a una reunión en el colegio, escuchar un problema y dar un consejo, etc. son tareas realizadas de manera abrumadora por las mujeres (sigue...)

miércoles, 14 de marzo de 2012

La Reforma Laboral y la Doctrina Social de la Iglesia

        Es hiriente el silencio que la Iglesia está guardando ante la reforma laboral recientemente aprobada por el actual gobierno.  Me refiero a esa Iglesia institucional de alto nivel, formada por obispos y arzobispos, que se manifiesta en las calles para impedir que los homsexuales se casen o que en la escuela se impartan valores en la asignatura de Educación para la Ciudadanía, pero que son incapaces de tener una voz pública alta y   clara en contra de este atropello flagrante que es la reforma laboral, diseñada por banqueros y empresarios para apuntalar su sistema de explotación de l@s trabajadr@s. Ante estos recortes de derechos sociales la Iglesia no dice ni una palabra. Nada. Y eso es lo terrible, porque hay silencios elocuentes, silencios que matan, silencios que son pecado de omisión.
        Para avalar lo que digo baste este recorte de prensa:

      Al cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, no le agrada que en el seno de la Iglesia haya voces discordantes sobre la reforma laboral del Gobierno.
Así lo ha dejado patente mediante un comunicado en el que muestra su malestar ante las críticas que la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Juventud Obrera Católica (JOC), dos entidades eclesiásticas de carácter estatal, han emitido contra el nuevo marco para el empleo (puedes consultarlo aquí).
En la nota, recogida por distintas plataformas religiosas y dirigida a los Vicarios Episcopales, para que, a petición del cardenal, la hagan llegar a todas las parroquias y lugares de culto, la archidiócesis de Madrid considera "improcedente" la difusión del comunicado próximo a los postulados de la izquierda, al tiempo que "no se hace responsable del mismo". Ambas organizaciones animan a participar en las movilizaciones sociales y sindicales.
   
        Sin embargo, gracias a Dios (en el sentido literal de la expresión), la Iglesia es mucho más, y alberga en su seno a l@s cristian@s de la calle, de las parroquias, de los grupos de base, ya sean curas, monjas, seglares, sensibilizados con los problemas de la gente y comprometidos en su lucha de cada día. Su voz casi no se escucha pero intentan hacerse oir. Y, lo que es más importante, sin buscar protagonismo ni intereses, trabajan silenciosamente por hacer una sociedad mejor. Hoy traigo aquí un ejemplo de esa otra Iglesia, para que se la conozca y se la valore y, sobre todo, para que podamos colaborar juntas personas de diferentes creencias e ideas cuando lo que nos une es el bien común.
        En resumen, os presento un documento en el que distintas iglesias de una zona de Cantabria (en Torrelavega) han plasmado una valoración ética de la reforma laboral a la luz de los criterios que la propia Iglesia tiene establecidos en lo que se conoce como "Doctrina Social de la Iglesia". No se han inventado nada, lo que dicen es doctrina de la Iglesia, pero, mientras para las altas esferas eclesiásticas esa doctrina sólo está en el papel porque queda bien, est@s otr@s cristian@s la proclaman con fuerza e intentan llevarla a la práctica. Ojalá lo consigamos entre tod@s. Os dejo con el documento.