La otra noche vimos la
película “La voz dormida”, basada en la novela de Dulce Chacón.
Tras la película Luisa dijo, muy acertadamente, que veía que en
España hacía falta una verdadera reconciliación. Ella, dado que no
es originaria de aquí, desconoce en parte la virulencia arraigada,
el enfrentamiento visceral entre las dos Españas, y le resulta
difícil de comprender comportamiento tan irracional y aún pendiente
de solucionar. A mí mismo, quizás por haber vivido la visión de
ambos bandos por parte de mis familias materna y paterna, me cuesta
aceptar que no seamos capaces de curar tan dolorosa herida.
La reflexión que sigue
quiere contribuir a aportar algunos sencillos criterios que, en mi
opinión, son útiles para avanzar hacia la necesaria reconciliación.
Quiero dejar claro que no pretendo tener la razón (esta pretensión
nos llevó a matarnos entre nosotros). Habrá quien piense que me
quedo corto, otros que me paso. Las ideas que yo aporte son
sugerencias para dialogar, punto de partida, no de llegada (sigue...)