El pasado día 12 de octubre, como cada año, se celebró el Día de la Fiesta Nacional. Ese día, también como siempre, se festejó mediante un desfile militar: aviones, carros de combate, soldados en formación, misiles, y demás elementos propios de las Fuerzas Armadas, encabezadas por el rey, hicieron las delicias de miles de españoles que, in situ o por televisión, siguieron tan espectacular despliegue bélico.
¿Por qué el Día de la Fiesta Nacional ha de tener este sentido militar? Se dirá que la el Ejército garantiza la unidad de España, nos defiende de enemigos exteriores y es el orgullo de la patria. No quiero discutir aquí la función de las Fuerzas Armadas. Es cierto que soy pacifista, que no me atrae el arte de la guerra ni la estructura jerárquica propia de los ejércitos. Puedo conceder que el Ejército cumple una función necesaria, como lo cumple la policía. Pero, sin entrar en mayores debates, lo que sí tengo claro es que la parafernalia militar no puede ser el símbolo que caracterice a la Fiesta Nacional. Mejor dicho: se me ocurren otras muchas posibilidades de “desfiles” que resaltarían mejor lo que es este país y el papel que muchos de sus ciudadan@s desempeñan en él (sigue...)