A nivel mundial, con epicentro en Estados Unidos, el neoliberalismo está
extremando las medidas para agigantar el abismo de la desigualdad entre
ricos y pobres. Este documental, premiado en Sundance en 2103, ilustra
de manera rigurosa este tremendo ataque de las clases poderosas y sus
efectos sobre la calidad de vida y los derechos de todas las personas.
https://www.youtube.com/watch?v=kA4nev93xY4
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viernes, 10 de octubre de 2014
Carta de Jose Luis Sampedro al presidente del gobierno
Querido señor Presidente: es usted un hijo de puta. Usted y sus ministros. Se lo digo así, de entrada, porque sé que nunca va a leerme, como nunca lee usted libros, ni nada más que periódicos deportivos como usted mismo ha confirmado, jactándose, como buen español de ser un ignorante. No se engañe, por eso lo han votado tanta gente. Perdonen los demás el exabrupto, pero es que está demostrado que somos lo que nuestros padres nos han educado, y si usted y sus ministros son como son, es porque sus madres muy bien no lo han hecho. A pesar de los colegios de pago, de pertenecer a la oligarquía de épocas dictatoriales, etc.
Verá usted, señor presidente. Lo que más me molesta no es que usted sea
un bastardo malnacido, sino un ignorante, y sobre todo un mentiroso. Se
presentó a unas elecciones diciendo que no haría cosas que ahora hace.
Dijo hace tiempo que la posibilidad de una amnistía fiscal le parecía
injusta y absurda, y no ha tardado ni tres meses en recurrir a esta
medida de forma injusta y absurda, como señala el diputado de IU Alberto
Garzón al que usted y sus secuaces ningunean como a cualquier otro que
no sea seguidor suyo. Ésa es la democracia que ustedes entienden,
ignorar a los representantes de la ciudadanía que no les afín. Usted
dijo que la Sanidad y la Educación no se tocaban, y la han tocado pero
bien. A la banca nada, y eso que los grandes expertos en economía
señalan que, o le metemos mano a sus amigos de las finanzas, o nos vamos
a pique.
sábado, 6 de septiembre de 2014
El gran engaño del progreso
No progresamos. Un planeta deteriorado, media humanidad oprimida y la otra media deprimida. No. No progresamos.
http://gazzettadelapocalipsis.com/2014/05/14/el-gran-engano-del-progreso/
http://gazzettadelapocalipsis.com/2014/05/14/el-gran-engano-del-progreso/
jueves, 5 de junio de 2014
Los derechos económicos y sociales también son "dogma" de fe
“Reivindicar el derecho al trabajo, al empleo, a la sanidad… es aplicar la doctrina social cristiana”
http://periodismohumano.com/sociedad/libertad-y-justicia/reivindicar-el-derecho-al-trabajo-a-la-estabilidad-del-empleo-a-la-sanidad-es-simplemente-aplicar-la-doctrina-social-cristiana.htmljueves, 29 de mayo de 2014
Tanto vales, tanto tienes: ética para una renta básica
Los
últimos días en clase de filosofía han sido intensos: el debate
esta vez ha bajado hasta lo más hondo, es decir, el modo en que
concebimos la dignidad de la persona.
La
cuestión surgió a propósito de los Derechos Humanos de segunda
generación. Se denominan derechos de segunda generación a aquellos
que establecen las condiciones sociales, económicas y culturales
básicas que deben tener todas las personas: derecho a un trabajo,
derecho a un salario digno, derecho a una vivienda, derecho a la
asistencia médica, derecho a la educación, derecho al tiempo libre
etc. Según rezan los artículos introductorios de la carta, estos
derechos los poseen todas las personas por el hecho de ser personas,
independientemente de su condición de raza, sexo, ideología, clase
social, edad, creencia, etc. En consecuencia, afirma nuestro libro
(en mi opinión con mucha lógica, y mayor justicia) la tarea del
Estado es garantizar que sus ciudadanos disfrutan de esos derechos.
Dicho de otro modo, el Estado debe procurar que todas las personas
tengan trabajo, tengan una casa, tengan vestido y comida, tengan
salud y educación de calidad…
Y
aquí es donde prendió la mecha. ¿A una persona que no trabaja hay
que darle una casa? ¿A quién no se ha esforzado estudiando hay que
conseguirle un trabajo? ¿Es que acaso no hay muchas personas que no
se merecen nada de esto y, en cambio, otras disfrutan de dichos
bienes porque se lo han merecido? El argumento es muy habitual y está
fuertemente arraigado en nuestra mentalidad: uno consigue en la vida
aquello por lo que se esfuerza y trabaja, y, por tanto, se lo merece.
Quien no se lo merece, no lo tiene. Más aún: no debe tenerlo,
porque sería injusto (sigue...)
lunes, 26 de mayo de 2014
Cartas políticas para Julia (III)
III. De
la indignación a la esperanza
Hacía
una llamada a la acción responsable en la anterior carta. Sin
embargo, todas las razones y sesudos argumentos, apoyados en citas
filosóficas que pudiéramos aportar, no nos moverían ni un sólo
ápice si el asunto en cuestión no tocara de alguna manera nuestras
entrañas.
Ya
Hume (perdón por citar filósofos, ejem…) decía que es la emoción
el verdadero motor de nuestras acciones. Sí, en el fondo es una
cuestión pasional. Como todo lo genuinamente humano. Pero, por eso
mismo, ambiguo. La pasión nos puede llevar a “berrear un eslogan”
o a “despreciar” a quienes piensan de otro modo, como dices en tu
carta. En este sentido, la política es capaz de anular nuestro
juicio, desatar nuestras pasiones y sacar lo peor de nosotros. Estoy
de acuerdo contigo.
También lo se por experiencia propia. Mi abuelo paterno era un
jornalero andaluz que luchó en el bando republicano hasta que escapó
a través de los montes para poder estar junto a su mujer cuando daba
a luz a uno de sus cinco hijos. Terminada la guerra, se ponía en la
plaza del pueblo con mi padre y mis tíos mientras el capataz del
gran terrateniente Domecq les tocaba con la vara en el hombro en
señal de que ese día pdían ir a cuidar toros en el cortijo. A
mediodía, bajo los olivos, mientras comían pan y chorizo, les lejía
fragmentos de Marx y discursos de La Pasionaria. Mil kilómetros al
norte, en las montañas de Cantabria, mi abuelo materno se escondía
de los rojos por ser de derechas. Tras el conflicto falleció y el
cabeza de familia pasó a ser mi tío, militante de la Falange
Española, cuidada expresión de genuino fascismo. Es fácil
comprender que mis dos familias, paterna y materna, han convivido
difícilmente en democracia. Cuando posiciones enfrentadas, cargadas
de hybris y asentadas sobre los muertos, chocan entre sí, es
difícil escapar a la pasión ciega que, con frecuencia, inunda la
política. Desembarazarme de esa ceguera ha sido la primera tarea de
“saneamiento político” que llevé a cabo. No sé si he cultivado
mi propia ceguera. Quiero creer que no. Pero hay que estar atento ya
que, como dije, la política es irremediablemente pasional y nadie
está libre de los peligros derivados de este hecho.
Por
tanto, es cierto que los apasionamientos políticos han sido y son
fuente de enfrentamiento, odio, violencia y sinrazón. Pero, si me
permites el juego de palabras, solo quien siente con fuerza en sus
entrañas el dolor ajeno (com-pasión)
puede actuar de manera valiente y decidida (con
pasión).
A mi entender, la pasión, en su justa medida, es imprescindible. En
cierto modo, es esa pasión la que me ha parecido que late en ti
cuando dices que te sientes “ofendida” al contemplar la situación
actual. No soportas la mentira, la corrupción, el borreguismo o la
manipulación. Te duele, te repele, y te exalta (afortunadamente, con
mesura) al modo en que tú te exaltas: escribiendo. Exaltarse no está mal. Depende de cómo y para qué. ¿No es el arte una exaltación
del artista? Cuando el 15 de mayo se bautizó a los ocupantes de la
Plaza de Sol como “los indignados” se acertó de pleno. La
“indignación” es el profundo sentimiento de rechazo hacia todo
aquello que se considera no-digno. No es una cuestión de ideologías
políticas sino de dignidad. En conclusión: bienvenida la pasión;
bienvenidos el enfado, la rabia, la indignación; bienvenidas las
emociones, que no son enemigas de la razón, cuando van unidas a ésta
en su fin y en su modo (gracias, griegos, una vez más!!).
Hace
falta pasión. Con justicia y equilibrio. Esa es la indignación que
ha brotado en los últimos años, empezando por nuestro país y
reproduciéndose en otras partes, tomando pacíficamente las plazas
(por fin de nuevo ocupando el ágora). Indignación, sí. Pero no
ciega ni inútil, sino razonada, pacífica y con un objetivo: cambiar
las cosas. Y
aquí topamos con el otro muro. ¿Es posible cambiar las cosas? En tu
primer escrito muestras tu escepticismo desencantado
al afirmar que la política (o los políticos) “nunca corresponderá
a mi confianza”, “nunca dejará de decepcionarme”, “nunca
protegerá honestamente mis derechos”. Es duro este repetido
“nunca”. Este abatimiento solo puede ser comprensible si brota de
una experiencia real de fracaso porque, si solo es una posición
intelectual, humildemente creo que es excesivo.
Pero, además, como
dije en la primera carta, ¡alguien tiene que soñar! “Nunca”
es la palabra que certifica la defunción de la esperanza, y si no
hay esperanza, ¿qué se puede esperar? Una
vez más comparto contigo que el compromiso político ha dado lugar a
muchas decepciones, tanto mayores cuanta más ilusión se puso en él.
Pero, si dejamos de esperar y, por tanto, dejamos de actuar, ¿en
manos de quienes quedaremos? ¿Quiénes dictarán nuestros caminos?
¿Quiénes manejaran nuestros hilos?
Renunciar
a la esperanza es como negarse a salir de la caverna platónica y
preferir vivir entre las sombras. Y te concedo que, efectivamente,
NUNCA la realidad será como lo soñado. Como tampoco llegará nunca la
persona ideal a la que amar (no existe) pero aprender a amar (a una
persona real) será lo único que merezca “realmente” la pena. Es
un tópico decir que el horizonte nos sirve para saber hacia dónde
caminar. Pues eso, valga el tópico. Aunque nunca alcance el
horizonte.
Dices
que la posibilidad de cambiar el mundo no la ves, y que te parece
más realista (dado lo abrumadora que es la realidad) actuar el en
pequeño círculo de nuestra vida cotidiana.
Cierto.
Un bonito lema que ha animado a los movimientos sociales de esta última
década ha sido “piensa globalmente y actúa localmente”. Yo no
creo que vaya a cambiar el mundo, ni todo entero (espacio) ni ya
(tiempo). Soy un ser humano. Nada más. Pero sí creo que formo parte
de una gran corriente, una corriente de de gente que va generando
vida poco a poco, que actúan en su ámbito cercano y, si pueden, un
poco más allá, creyendo que sus sencillos actos se expanden en
círculos concéntricos...como el efecto mariposa. Sí, lo creo. Creo
que cambias el mundo cada vez que escribes en tu blog. Creo que
cambias el mundo cuando eres fiel a tus amigos. Creo que cambias el
mundo cuando cultivas con tanta exquisitez tu educación. Y, como
dije en otra ocasión, te lo digo con sincero sentimiento. La vida
sencilla y cotidiana es el ámbito especial y privilegiado donde se
cambia el mundo, y ninguna revolución, por excelsa que parezca,
logrará sus mismos benéficos efectos. ¿Esto es huir de la realidad
para refugiarse en mi calentita y cómoda cotidianeidad? Puede serlo,
pero no lo será si pensamos y sentimos globalmente. En cuanto
dejamos un hueco (honesto y sincero) al otro, a los demás, el mundo
se nos cuela y, casi de manera natural, nuestra acción se extiende
más allá de dónde en un principio pensábamos o queríamos. La
“acción política” no es un deber que cumplir: es un vaso
agradecido que desborda.
Y
cuando desborda, en efecto, ya no hay frontera nítida entre vida
privada y pública. Pero esto no es angustioso ni caótico
sencillamente porque ambas esferas desaparecen como tal, no son
parcelas distintas y menos aún opuestas, sino tan solo mi misma y
única vida.
Al igual que en el grafiti de Banksy permíteme, desde la indignación ilusionada, arrojar...flores.
Con cariño
sábado, 24 de mayo de 2014
Cartas políticas para Julia (II)
Capítulo II. De la responsabilidad
Querida
Julia:
Terminé
mi anterior carta afirmando que “elegimos lo que queremos saber”.
Hoy quiero afirmar, también, que “elegimos lo que queremos hacer”.
La
realidad está ahí, delante de nosotros, más aún, somos parte de
ella. Y, en consecuencia, responsables. Siempre somos responsables.
Todos. Responsable no es lo mismo que culpable. Si digo que soy
responsable de lo que ocurre no quiero decir que sea culpa mía.
Responsable es “aquel con capacidad para dar respuesta”. Por
tanto, si en la primera carta te invitaba a ser honrados con la
realidad ahora te propongo “hacernos cargo” de la realidad.
Porque,
en verdad, no existe la no-acción. Hay quienes obran para que la
realidad sea “cruda realidad”, y hay quienes procuran que llegue
a ser “realidad soñada”. Otros, en fin, por múltiples motivos,
a veces muy comprensibles, dan la espalda a la realidad o la miran
inermes y estupefactos. También su postura repercute sobre la
realidad. ¿Qué postura adoptar?
Recuerdo
a algunos sofistas que, so pretexto de que la verdad no se puede
conocer, animaban a que cada cual utilizara el saber para alcanzar
poder y éxito. En contrapartida, aceptar pasiva y serenamente el
devenir de la realidad era un lujo estoico que solo los acomodados se
podían permitir. Me gusta más la posición marxista: “Ha llegado
el tiempo en que no toca pensar la realidad sino transformarla”.
Citar
a Marx no me hace marxista. No pretendo serlo, aunque tampoco me
importaría (con matices y correcciones). Tan solo quiero subrayar
que ante la realidad solo cabe, en mi opinión, una postura:
transformarla. En la cartelera de mi clase siempre cuelgo la misma
frase, tomada de la película de “El reino de los cielos”: ¿Qué
hombre es aquel que no quiere cambiar el mundo?
Transformar
la realidad me toca a mí. No es cosas de los políticos. La política
no es para los políticos. ¡Qué más quieren ellos que ostentar ese
monopolio! La política es una dimensión de mi ser por la cual me
realizo como persona. Te prometo que lo afirmo como lo vivo y como lo
siento. No puedo dejar de ser político como no puedo dejar de
divertirme, o de amar.
Actuar (políticamente) es mi responsabilidad. Entiendo que no tengas confianza en los políticos y que veas absurdo apostar por alguien de quien dices que no has oído hablar jamas. ¡Bien!: no tienes por qué hacerlo. Lo que trato de decirte es que yo (y muchos más) no quiero (no queremos) esta democracia.
Actuar (políticamente) es mi responsabilidad. Entiendo que no tengas confianza en los políticos y que veas absurdo apostar por alguien de quien dices que no has oído hablar jamas. ¡Bien!: no tienes por qué hacerlo. Lo que trato de decirte es que yo (y muchos más) no quiero (no queremos) esta democracia.
Nuestra democracia es tan sólo formal: los ciudadanos votamos a unos representantes que forman el parlamento en el que se deciden las leyes que nos gobiernan. Este sistema es muy deficiente. En primer lugar, la ley electoral facilita el bipartidismo que hace posible el espejismo de la alternancia política. Es segundo lugar, es sabido que la casta política obedece los dictámenes de una élite banquera y empresarial. En tercer lugar, y lo más importante, depositando el voto en una urna, los ciudadanos se lavan las manos no quedando más opción que el pataleo hasta la próxima votación. Sus defectos son más, pero no es el tema.
Sin
embargo, por defectuosa que sea, la democracia ha de ser mantenida.
En mi opinión, no se ha llevado a la práctica en toda la historia
un sistema mejor. Rechazo todo tipo de absolutismo, sea monárquico,
aristocrático o dictatorial. Y constato que, cuando la democracia se
ha visto corroída por la corrupción y el desencanto, lo que ha
venido después, invariablemente, ha sido el totalitarismo. De
derechas y de izquierdas. ¿Que cabe esperar, entonces?
La mejor salida, la única salida es “más” democracia. No más de lo mismo, sino más en calidad. Es decir, que pasemos de una democracia formal a una democracia real. Se que es un sueño, que puede parecer una utopía estúpida, pero soy de los que no saben vivir sin utopías. No se si la de Moro o la de Huxley, el paraíso bíblico o los Campos Elíseos. Pero, aunque suene paradójico, la realidad precisa de sueños. Insisto, sueños no para huir de la realidad, sino para transformarla.
Más
democracia. Ese es el objetivo. Para eso los ciudadanos tenemos que
responsabilizarnos de nuestras vidas y no delegar en nadie mediante
ningún voto. Democracia directa y participativa. Esa es la meta.
Quiero participar en las asambleas políticas de mi barrio de
Vallecas. Quiero elaborar, junto a organizaciones, asociaciones de
vecinos y otras plataformas, propuestas de ley. Quiero debatir esas
propuestas en los foros. Quiero escuchar otras ideas y argumentos.
Quiero ponerme en la piel de quienes padecen los problemas que yo no
tengo. Quiero desarticular los partidos políticos y crear una red
ciudadana de debate y decisión. Quiero votar por mí mismo las
leyes. Quiero construir el gobierno como se construye una wiki.
Quiero, en definitiva, que el diálogo, la participación directa y
el consenso se conviertan en una actitud de vida, en un modo de ser
persona. Eso quiero. Hacia eso apuntan muchas personas y
organizaciones en estos inicios del siglo nuevo.
En
este sueño hay poco lugar para los políticos. Hay lugar para los
ciudadanos. Nos toca ser mayores de edad. Mi vida es mía, nuestro
mundo es nuestro. No necesitamos delegados representantes. Hay
término (un tanto raro) para indicar este reconocimiento de la
capacidad y la asunción de la responsabilidad que lleva anexa:
empoderamiento. Los políticos pueden ser muy criticables. Sin duda.
Pero, a mi entender, es la hora de poner el acento en lo que yo, en
lo que nosotros, podemos hacer. Empoderarse es asumir las riendas de
nuestro destino. Nada griego este pensamiento...o sí.
miércoles, 21 de mayo de 2014
Cartas políticas para Julia (I)
Capítulo I. De la
honradez con la realidad
Querida Julia:
Las personas tendemos a
querer saber antes de actuar. Afortunadamente. El mundo iría mejor
si aplicáramos este principio con más rigor. Al comienzo de tu
escrito preguntas cómo se sabe
(el subrayado es mío) algo mínimamente objetivo
acerca de nuestros políticos (las
negritas son tuyas). Insisto en que es necesario saber, pero, a mi
juicio ni de los políticos podemos saber algo objetivo (siendo
personas como son) ni han de ser ellos el objeto de nuestro saber.
No
quiero filosofar disertando sobre qué entendemos por realidad
(aunque no es superfluo) pero quiero traer a colación el pensamiento
de un ilustre e influyente filósofo, Xabier Zubiri que, replicando a
Aristóteles, asegura que la realidad es previa al ser, y consiste en
lo que hay. ¡Lo que hay! La realidad es lo que está puesto ahí,
delante y enfrente de nosotros, lo que acontece. Puede parecer una
perogruyada, pero no lo es. La filosofía del siglo XX nos invita a
mirar la realidad tal cual es, cara a cara. Sobre todo después de
Auswitch.
Nombrar
lo que sucede, eso es ser honesto con la realidad. Es real que hemos
vivido el mayor período sin guerras catastróficas pero decenas de
conflictos han asolado el siglo XX, y la mayoría nos son
desconocidos. Es real que manipulamos genéticamente los alimentos,
pero millones de personas mueren de hambre cada año. Es real que los
niños tienen derechos impensables en la Antigüedad, pero hay más
niños cosiendo nuestras ropas en fábricas inmundas que estudiando
en las escuelas de nuestra opulenta Europa. Es real que los capitales
y mercancías se mueven libremente por el planeta, pero a las
personas se las impide desplazarse o se las margina si no habitan en
el lugar que, supuestamente, les corresponde. Es real que podemos
transplantar corazones, pero muchas personas no tienen acceso ni a
una aspirina para el dolor de cabeza mientras mueren de una simple
gripe. Es real que está escrito que las mujeres son iguales a los
hombres, pero las niñas secuestradas en Nigeria acabarán de juguete
sexual de no sé qué magnate.
“Pero
todo esto es una “realidad que nos queda muy lejos”, dice mucha
gente. Cerca o lejos, no deja de ser real. No obstante, miremos la
realidad cercana. Es real que los jóvenes estudian, se preparan y
están muy cualificados, pero el 49% no consigue trabajo, y del
resto, muchos emigran y otros acaban trabajando por sueldos
miserables y en condiciones precarias en trabajos que nada tienen que
ver con lo que estudiaron. Y en eso se les fue la vida. Es real que
muchos mayores (como mis padres) confiaron en su oficina bancaria de
toda la vida para depositar sus ahorros y ahora se ven despojados y
desvalidos con su pequeña hucha vacía. Es real que la educación es
universal y gratuita, pero en mi colegio (que según recientes
estudios está entre los 100 mejores de España) solo estudian
blancos de clase media...Es real que cientos de médicos tienen
expedientes abiertos por asistir a personas “sin papeles”,
mientras grandes empresas se van quedando con los servicios
hospitalarios para que generen ingresos. Es real (como dice la nada
sospechosa organización de Caritas) que más de 10 millones de
personas viven en nuestro país bajo el umbral de la pobreza,
mientras las fortunas de los ricos se han disparado con la crisis. Mi
amiga Marina, con recursos cada vez más exiguos, procura atender a
los yonkis que tiene a su cargo. Mi amigo Jorge ha tenido que crear
en el centro de salud un grupo de hombres para elevar su autoestima y
sacarles de la espiral de depresión, alcohol y violencia a la que
les ha conducido, principalmente, el paro. Mi amigo Gerardo,
científico del CSIC, investiga sin calefacción y mientras le llaman
de congresos en Gran Bretaña, aquí sobrevive de milagro. Mi amigo
Fede contempla con impotencia como algunos de los chavales del piso
de menores van a ser internados en centros cerrados (eufemismo de
cárcel) porque es más barato castigar que reeducar.
Me
temo que pueda estar pareciendo un mitin, pero no lo es. Esto es
real. Y es objetivo. Esto no depende de cómo se interprete.
Señalarlo y nombrarlo es la única manera de ser honrado con lo real
y, por tanto, de saber. Se puede saber, y se puede saber con
objetividad. Ya
la psicología y la neurociencia actuales nos han demostrado que
nuestro saber es selectivo. O dicho de una manera más pedestre:
elegimos lo que queremos saber.
Un abrazo.
P.D.:
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Luis Cernuda, de su libro Realidad y deseo
P.D.:
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Luis Cernuda, de su libro Realidad y deseo
jueves, 1 de mayo de 2014
El paradigma de la educación
Es urgente cambiar nuestro sistema educativo, la manera de enseñar de los profesores, los objetivos y aspiraciones de los padres, la motivación de los alumnos. Sin esto, no hay futuro digno.
Os dejo este video de Ken Robinson:
domingo, 6 de abril de 2014
La inmigración y nuestro fracaso como humanidad
La
tragedia de los inmigrantes ha vuelto a saltar a los medios de
comunicación con motivo de los muertos que se han producido al
intentar llegar a nado a nuestras costas, y que han sido disparados
por las fuerzas de seguridad para impedírselo.
Muchas
personas se han indignado ante estos hechos pero, en cambio, otras
han esgrimido la idea, proclamada por varios medios de comunicación,
de que nos están invadiendo y que, por tanto, es imprescindible
impedir su entrada.
¿Qué se
puede decir que no se haya dicho ya?
Hoy he
oído unos de los argumentos más convincentes que haya podido
escuchar jamás. Y ha sido de boca de un subsahariano que está en
los montes marroquíes a la espera de poder saltar la valla de
Melilla. Decía:
Los europeos entraron por la fuerza en nuestros países para
colonizarlos; después por la fuerza nos obligaron a salir de nuestra
tierra y nos hicieron entrar en Europa para trabajar para ellos.
Ahora que somos nosotros los que queremos entrar libremente, por la
fuerza nos lo impiden.
Impresionante.
¡Que clarividencia! No se puede explicar mejor la tremenda
injusticia y la infinita hipocresía con que los países europeos han
actuado con el continente africano (sigue...).
domingo, 30 de marzo de 2014
Política
La NO-violencia es el único camino.
http://sincasaca.net/cada-pedrada-que-recibe-un-antidisturbios-es-una-derrota-para-nosotros/
http://sincasaca.net/cada-pedrada-que-recibe-un-antidisturbios-es-una-derrota-para-nosotros/
viernes, 28 de marzo de 2014
Escuela Pública
Defender la escuela pública, gratuita y de calidad es garantizar el cumplimiento de un derecho fundamental como es la educación.
http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/una-cancion-defensa-escuela-publica-triunfa-youtube-3224229?utm_source=rss-noticias
http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/una-cancion-defensa-escuela-publica-triunfa-youtube-3224229?utm_source=rss-noticias
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