La
tragedia de los inmigrantes ha vuelto a saltar a los medios de
comunicación con motivo de los muertos que se han producido al
intentar llegar a nado a nuestras costas, y que han sido disparados
por las fuerzas de seguridad para impedírselo.
Muchas
personas se han indignado ante estos hechos pero, en cambio, otras
han esgrimido la idea, proclamada por varios medios de comunicación,
de que nos están invadiendo y que, por tanto, es imprescindible
impedir su entrada.
¿Qué se
puede decir que no se haya dicho ya?
Hoy he
oído unos de los argumentos más convincentes que haya podido
escuchar jamás. Y ha sido de boca de un subsahariano que está en
los montes marroquíes a la espera de poder saltar la valla de
Melilla. Decía:
Los europeos entraron por la fuerza en nuestros países para
colonizarlos; después por la fuerza nos obligaron a salir de nuestra
tierra y nos hicieron entrar en Europa para trabajar para ellos.
Ahora que somos nosotros los que queremos entrar libremente, por la
fuerza nos lo impiden.
Impresionante.
¡Que clarividencia! No se puede explicar mejor la tremenda
injusticia y la infinita hipocresía con que los países europeos han
actuado con el continente africano (sigue...).
En
efecto, los países europeos se repartieron África entre ellos, y
proclamaron que todo el que se hiciera con un territorio por la
fuerza militar tendría derecho reconocido de posesión. El
colonialismo del siglo XIX, fijado por escrito en la Conferencia de
Berlín, inició la explotación masiva de los recursos y de las
personas del continente africano. Así, estos pueblos, convertidos en
colonias esclavas de las naciones ricas de Europa, se vieron sumidos
en la pobreza y su futuro se borró del horizonte.
Las
sucesivas independencias políticas logradas a lo largo del siglo XX
no solucionaron el problema dado que los países del Norte se las
ingeniaron para seguir con su lucrativo negocio. Nació así el
colonialismo económico o, como lo llaman algunos estudiosos, empezó
la “economía del saqueo”. Los países europeos, a través de las
grandes empresas, explotan los recursos de este continente tan rico.
Para asegurarse su explotación, estimulan las guerras entre etnias o
facciones políticas, ya que “a río revuelto ganancia de
pescadores”. Ya de paso aprovechan para hacer negocios
multimillonarios vendiéndoles las armas que ellos mismos fabrican en
el Norte.
Por si fuera poco, una vez empobrecidos los países hasta
límites insospechados, y endeudados de por vida, los países
europeos utilizan la ayuda oficial al desarrollo (el dinero que se da
a los países africanos) para chantajearles, ya que se les otorga el
dinero a cambio de que cedan derechos de explotación a las empresas
o aseguren que les van a comprar sus productos manufacturados.
El último
modo de saque brutal es la venta de tierras que muchos países
africanos están empezando a llevar a cabo con tal de poder comprar
los alimentos que necesita su población. ¡Un continente que exporta
recursos agrícolas por millones de toneladas se ve obligado a vender
sus tierras para no morir de hambre!
¿Cómo
se puede tolerar esto?
¿Y no
entendemos que salgan de sus países para buscar una vida mejor aquí?
Es como
si hubiésemos prendido fuego a su casa y luego a los que huyen les
impedimos que se salven. O sea, que les rematamos.
Se mire
por donde se mire, la emigración africana pone al descubierto la
dura realidad: que somos criminales y nuestra humanidad ha fracasado.
Adornadlo
como queráis.
José Luis Quirós Saiz
Yo creo que el que de verdad debería hacerse cargo de la situación es el Gobierno de Marruecos, que debería frenar la pobreza que hay en este país y albergar a estas personas para que no quieran pasar ilegalmente a España, que ya suficientes problemas tenemos aquí.
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